miércoles, 25 de mayo de 2011

Lectio Divina  quinta semana de Pascua    miércoles 25 de mayo 2011, Ciclo – A- Lecturas: Hechos 15,1-6; Salmo 121; Juan 15, 1-8

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

AL QUE NO DA FRUTO… LO PODA


1. Hagamos las LECTURAS 
Jesús dijo a sus discípulos: - «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Ustedes ya están limpios por las palabras que les he hablado; permanezcan en mí, y yo en ustedes. Corno el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no pueden hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, corno el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que deseen, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que den fruto abundante; así serán discípulos míos.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Hemos de decirle con sinceridad al Señor que estamos dispuestos a dejar que arranque todo lo que en nosotros es un obstáculo a su acción: defectos del carácter, apegamientos a nuestro criterio o a los bienes materiales, respetos humanos, detalles de comodidad o de sensualidad... Aunque nos cueste, estamos decididos a dejarnos limpiar de todo ese peso muerto, porque queremos dar más fruto de santidad y de apostolado.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
El evangelio nos dice que basta sólo una cosa: Mantenerse unidos a Jesús, y para ello emplea Juan la figura de la planta de la uva, de la vid. Jesús es esa planta, o el tronco más exactamente, y sus discípulos son las ramas; quien quiera dar fruto no puede desprenderse del tronco, porque, separados de él, no es posible hacer nada. Estas palabras las dirige Jesús a sus discípulos después de que les ha lavado los pies y después de que les ha dado la certeza de no perderse si lo toman a él como único camino, como la verdad misma que confiere la vida, y después de que les ha otorgado el don de la paz. No quedan, pues, los discípulos como barcas a la deriva; tienen elementos más que suficientes para poner en práctica lo que hará que brille siempre en ellos esa presencia actuante del Maestro.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Normalmente asociamos la poda de la que habla Jesús en el evangelio con la perdida de algo material, un ser querido o con el paso de una prueba. Sin embargo, Jesús hoy nos habla del efecto podador que tiene su palabra en nuestras vidas: “Ustedes están limpios, gracias a las palabras que les he comunicado”. Es decir, que su palabra nos ha podado y estamos limpios para dar frutos. Sólo hará falta cumplir con una condición: “Permanecer unidos a él tal y como él  permanece unido a nosotros”. Debemos dejar que la palabra de Dios, a través de la oración nos vaya limpiando, transformándonos y permitiéndonos permanecer unidos a Jesús. Enseguida veremos como comenzamos a dar frutos y frutos en abundancia.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
Que nadie piense que el sarmiento por sí solo puede producir algún fruto. El Señor ha dicho que quien está en él produce “mucho fruto”. No ha dicho: “Sin mí pueden hacer poco”, sino: “Sin mí no pueden hacer nada”.
De todos modos, sea poco o mucho, no podemos hacerlo sin él, puesto que sin él no podemos hacer nada. Porque cuando el sarmiento produce poco fruto, el agricultor lo poda para que produzca más; sin embargo, si no está unido a la vid y no toma alimento de la raíz, no podrá dar por sí mismo ningún fruto.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro, Padre amoroso: Tú nos has dado a tu Hijo Jesucristo como la verdadera vid de vida y como nuestra fuente de fortaleza. Ayúdanos a vivir su vida
como sarmientos vivos adheridos a la vid, y a dar fruto abundante de justicia, amor y paz. Que nuestra unión a Jesús se haga visible en nuestra apertura y generosidad,  de los unos a los otros, y en nuestra unidad como hermanos y hermanas,  para que él esté visiblemente presente entre nosotros, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Jesús, el Señor, nos ha dicho hoy: “Vivan y permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes”. Sí, permanezcamos en su amor y hagamos las tareas de cada día en unión con él y sostenidos por su fuerza, y llevémosle a nuestros hermanos por medio de nuestra mutua preocupación, cuidado y amor. LA PODA”

La poda es algo muy frecuente en el campo. Campesinos y hortelanos son diestros en ella. Incluso en la ciudad, los amantes de los árboles y de las plantas  las podan en tiempos señalados.  Obtienen así ejemplares más bellos, más fuertes, más sanos...

Pero con ser una operación tan corriente, necesaria y positiva, nos resulta una energía extraña, cuando no una anti-energía o muerte.

Sin embargo, la poda es ley de vida y crecimiento de las plantas..., de las personas y de los grupos. Controla, encauza y orienta las fuerzas; impide la dispersión, da nuevas energías. Nos hace crecer y ser nosotros mismos. Nos poda el Padre, eso dices Tú. Poda a los que dan fruto, para que den más. Nos poda a los que bien nos quiere. Nos corta las alas de la soberbia y de la comodidad que nos impiden dar fruto y malgastan energía.
¡Corta brotes «naturales», que parecen ser expresión de vida, para que demos más y mejor fruto!

Nos podan los amigos, el grupo, la comunidad, a través de relaciones claras y fraternales; a través de la ayuda, la crítica y la exigencia. Nos podan cuando ponen en crisis nuestro estilo de vida y escala de valores; cuando nos hacen afrontar las incoherencias y zonas oscuras de nuestro ser.

Algunos se podan a sí mismos para dar más fruto. Saben decir no a ciertas cosas.
Saben renunciar a bienes positivos y objetivos dignos para conseguir bienes mayores y tesoros escondidos. ¡Dichosos esos hombres y mujeres! Dichosos los que viven con ellos, porque participan de su fruto.

La mayoría de las podas vienen sin buscarlas. Las trae la vida cuando menos lo esperas; son podas involuntarias, imprevistas, a veces duras y dolorosas, y no siempre las aceptamos como algo positivo.

Involuntaria o voluntaria, a tiempo o a destiempo, asumida o rechazada, la poda es el secreto de las personas que se han hecho fuertes, de los hombres y las mujeres que dan fruto, de quienes tienen vida.  ¡Pódanos, Señor! ¡Pódame, Señor!     

martes, 24 de mayo de 2011

Lectio Divina  quinta semana de Pascua    martes 24 de mayo 2011, Ciclo – A- Lecturas: Hechos 14, 19-28; Salmo144; Juan 14, 27-31

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

LA PAZ DE CRISTO


1. Hagamos las LECTURAS 
Jesús dijo a sus discípulos: - «La paz les dejo, mi paz les doy; no se las doy yo como la da el mundo. Que no tiemble su corazón ni se acobarde. Me han oído decir: "Me voy y vuelvo a su lado." Si me amaran, se alegrarían de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se los he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigan creyendo. Ya no hablaré mucho con ustedes, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – También ahora necesitamos esta paz. Porque puede haber tormentas y desasosiegos más o menos graves en nuestra vida personal o comunitaria. Como en la de los apóstoles contemporáneos de Jesús. Y sólo nos puede ayudar a recuperar la verdadera serenidad interior la conciencia de que Jesús está presente en nuestra vida. Hoy Jesús nos da esa misma paz, que debe recibir el contenido que quiso darle Jesús: no sólo un saludo de cortesía, sino una ratificación de su presencia, para no perder la esperanza y para fomentar la fraternidad.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Además de la unidad que deben mantener los discípulos, además del amor en que deben vivir, reciben también el don de la paz: “La paz les dejo, les doy mi paz”; pero no una paz cualquiera, como la que da el mundo. ¿Qué diferencia puede haber? Una cosa es la convivencia pacífica, los pactos de no agresión, la ausencia de armas y de guerras; esto será lo que Juan entiende como la paz del “mundo”; una paz concertada sobre un papel, sobre frágiles acuerdos que de un momento a otro terminan en guerras, tan típicas y comunes entre los “dueños” y “señores” de este mundo. Por supuesto que eso no es lo que quiere dejar Jesús a sus discípulos. ¿Entonces, dónde está la diferencia? No se trata de conformar una comunidad de “ángeles” -que eso tampoco es lo que propone Jesús-, se trata sí de ir más allá de la forma como el mundo vive ese complejo sistema de relaciones. Jesús propuso ya el amor como la vía más segura y práctica para poder construir el “pluriverso”, que tanto necesitamos y que es, en definitiva, lo que da sentido a nuestra identidad humana.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Hemos de ser honestos. En este mundo se trabaja por la paz y la justicia como no se ha trabajado nunca antes. Los esfuerzos de las Naciones Unidas han hecho que muchos ejércitos se dediquen a trabajar por la paz en lugar de hacer la guerra. Hay instancias a nivel mundial que trabajan para conseguir la paz en los pueblos, incluidos ejércitos que intervienen en conflictos entre las naciones.
Pero, con todo, a esa paz todavía le falta algo. Las instancias mencionadas se interponen entre los contendientes y a veces logran que la guerra se detenga. Es algo pero no es todo. La paz no es sólo ausencia de guerra. Es mucho más. La paz es justicia. La paz es buena relación con los demás  –vecinos, pueblos, religiones, culturas– y con nosotros mismos. La paz es respeto a los derechos humanos. La paz es plenitud de la persona que se siente bien consigo misma, que se siente reconciliada,  y es capaz de relacionarse desde la serenidad consigo misma, con los demás y con la creación entera. Desde esa paz se pueden enfrentar los conflictos pero nunca la violencia será una posible solución. Porque la paz no significa que no haya conflictos. La persona pacífica y pacificada sabe que hay conflictos –pertenecen a la esencia del crecimiento, de la vida misma– pero los enfrenta desde una perspectiva diferente a como los solemos enfrentar en este mundo. La violencia, bajo ninguna de sus formas, es una alternativa para solucionar el conflicto. El diálogo, la comprensión, la paciencia todas son actitudes que acompañan a la paz y que hace su morada en el corazón de la persona pacífica. 
Esa es la paz que nos regala Jesús. Es una paz que hace fuertes a los hombres y mujeres que la acogen. Con la paz de Jesús se enfrentan los problemas de la vida, sin miedo, sin temor, con coraje y valentía. La paz que nos regala Jesús no nos hace mojigatos sino todo lo contrario. Los discípulos de Jesús salimos a la vida con la paz como nuestro mayor tesoro y como hombres y mujeres libres compartimos la paz con todos los que nos encontramos a lo largo del camino.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Ya no hablaré mucho más con ustedes porque viene el "príncipe de este mundo", y nada en mí le pertenece.
La paz de Jesús, es una paz conquistada con gran esfuerzo. No es una paz bonachona, de tranquilidad, de falta de lucha... ¡El experimenta tener a alguien contra El! Un enfrentamiento se prepara con el "príncipe de este mundo". Pronto veremos que Jesús anuncia a sus amigos este mismo enfrentamiento entre ellos y Satán: "Me han perseguido, se les perseguirá." Evidentemente, esta paz de Dios no tiene ningún parecido con la paz del mundo. Hay que buscarla en el fondo de sí mismo, en pleno ambiente de tempestades y combates.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro, Padre todopoderoso: Tú tienes poder absoluto sobre el mundo, 
y, sin embargo, respetas la libertad de los hombres incluso la de los que persiguen 
a tus discípulos y seguidores. Haz que nos percatemos de que nuestra fe
no nos protege contra el mal que nos infligimos unos a otros, sino que tú quieres que construyamos,  según tu plan de salvación, un reino de justicia, amor y paz. Ayúdanos, Señor, para que nuestra fe  aguante la prueba cuando fallen nuestros flacos esfuerzos. Te lo pedimos por medio de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Jesús nos dijo: “No se inquieten ni se acobarden”, porque  “la paz les dejo; mi paz les doy”. Esta es la certeza confiada que Jesús nos da. Estamos en las manos de Dios. “DIOS DE VIDA Y PERDÓN”

Dios de nuestros padres y nuestro: nos da vergüenza y apuro levantar la vista, porque el pecado nos envuelve como aire contaminado, y nuestras culpas se amontonan como un inmenso basurero.

Desde que aprendimos a andar hemos incurrido en muchas culpas.  Nuestros ojos son envidiosos, nuestras lenguas afiladas como cuchillos, y nuestras manos, sedientas de dinero, se pegan a las monedas como a la miel las patas de las moscas.

Tú nos propones la paz, y nosotros nos empeñamos en la guerra.  Tú nos invitas a vivir como hermanos,  y nosotros nos tratamos como perros. Tú nos propones la justicia, y apenas nos conmueve el desempleo, la corrupción, la delincuencia, la tortura, la emigración, la violencia y la pobreza de las personas y pueblos que nos rodean.

Mas ahora, en este momento, Dios fiel y misericordioso, pasas por nuestras vidas repartiendo perdón, curando heridas, restaurando cuerpos maltrechos, borrando nuestras infidelidades y fortaleciendo espíritus desfallecidos.

¿Volveremos a darte la espalda y a violar tus mandatos? Señor, Dios nuestro, Tú eres justo y nosotros un puñado de cobardes.

Aquí estamos, delante de ti, con nuestros pecados de siempre. Perdónanos, Señor y guía nuevamente nuestros pasos.


lunes, 23 de mayo de 2011

Lectio Divina  quinta semana de Pascua    lunes 23 de mayo 2011, Ciclo – A- Lecturas: Hechos 14,5-18; Salmo113b; Juan 14,21-26

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA
HAGÁMOSLE SITIO


1. Hagamos las LECTURAS 
Jesús dijo a sus discípulos: - «El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.» Le dijo Judas, no el Iscariote: - «Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?» Respondió Jesús y le dijo: - «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Les he hablado de esto ahora que estoy a su lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien se los enseñe todo y les vaya recordando todo lo que les he dicho.»

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
En el Evangelio Cristo habla de inhabitación de Dios. En el Antiguo Testamento, el lugar donde Dios habitaba era, primero, la Tienda y el Arca de la Alianza; después, el Templo. El Templo era el signo de que Dios vivía en medio de y con su pueblo. Esto era tomado con frecuencia demasiado al pie de la letra, materialmente y casi mágicamente. Los Libros Sapienciales decían que la presencia de Dios era algo más interior: Dios se hacía presente por medio de su sabiduría, hallada en el corazón de los justos. --- Jesucristo dice que la presencia de Dios es mucho más íntima: él vive por amor en los corazones de los que le aman y guardan su Palabra; una presencia que sólo la puede conocer  alguien que realmente ama.

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – ¿Cómo queremos que Dios viva en nosotros si no le hacemos sitio?  Si tenemos nuestro interior colmado de tantas cosas materiales… La palabra de Dios nos da varias claves, como por ejemlo: sus mandamientos… ¿Nos preocupa siquiera saber qué quiere Dios de nosotros? No. Pero sí queremos que Dios sepa que queremos nosotros de él. Otro punto: amarle.  ¿Qué amamos desde que nos levantamos? Muchas cosas… ¿pero sabemos acaso qué implica amar a Dios? Otro punto: guardar su palabra… ¿La leemos siquiera? A saber… Otro punto: El Defensor, el Espíritu Santo nos lo enseñará todo… ¿Nos interesa saber cómo lo hace?

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
La comunidad de Jesús es la comunidad de hombres y mujeres iguales. La gloria del Abbá, del Padre, es la gloria del hombre. Lo que Dios quiere es el bien y la salvación de la persona, de toda la persona y de todas las personas. El amor es el nuevo camino que nos trae Jesús. Todos sus mandamientos se condensan en vivir el amor como entrega total por el bien del otro. En el acto de amar es como Dios se nos revela en toda su riqueza. No podía ser de otra manera porque Dios es amor. En el amor mutuo, en el amor fraterno, en el amor universal, es como se manifiesta la presencia de Dios en toda su riqueza. Dios hace su morada en los hombres y mujeres que aman sin medida, que derrochan todo lo que tienen y lo que son por el bien de sus hermanos y hermanas.

Los grandes testigos de Dios no son los que hablan mucho de él ni los que escriben libros sesudos de teología. Los testigos verdaderos de Dios son los que aman, la mayoría de las veces en silencio, sin hacer ruido, sin publicidad, a sus hermanos, los que entregan su vida sin medida. En ellos Dios hace su morada. Dios habita en ellos. Basta con que abramos los ojos y seguramente veremos esa presencia de Dios en el cariño de aquella enfermera con sus pacientes, en el amor de aquel matrimonio anciano, en la generosidad de los jóvenes voluntarios y en tantas otras personas que hacen de su vida un acto de amor por los demás. En ellos todo el año es Pascua.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-El que recibe mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama.
Amar a Jesús. Jesús quiere que se le ame. E indica el signo del verdadero amor: la sumisión al amado. Es una experiencia que comprenden todos los que aman. Cuando se ama a alguien, se es capaz de abandonar libremente el punto de vista personal para adaptarse al máximo a la voluntad y a los deseos de aquel que ama: se transforma en aquel a quien se ama. Se establece una especie de simbiosis mutua: tu deseo es también el mío, tu voluntad es la mía, tu pensamiento ha llegado a ser el mío... nuestras dos vidas forman una sola vida.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro, Padre amoroso: Buscamos con frecuencia tu presencia 
en el templo de la creación y de la naturaleza, y en los templos construidos con nuestras manos; también podemos encontrarte en medio de tu pueblo. Pero, sobre todo, tú has establecido tu templo justamente en nuestros corazones. Oh Dios, danos ojos de fe y amor para reconocer que tú vives y moras en nosotros con tu Hijo y con el Espíritu Santo sobre todo cuando cumplimos  la Palabra del mismo Jesús,  Hijo tuyo y Señor nuestro por los siglos de los siglos. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Jesús nos confirma y nos da la certeza de que nuestro Padre del cielo nos ama y vive en nosotros, si vivimos conforme a las palabras del mismo Jesús. “COMO EMBELLECER TU ALMA”
El limpiador de tu alma es el perdón. Deberás usarlo todo el tiempo apenas veas una impureza, aplícalo. No te acuestes nunca sin haber pedido perdón y sin haber perdonado. El resultado será que en paz te acostarás y asimismo dormirás y tu sueño te sustentará.
La hidratante de tu alma es la oración. Si no hidratas la piel de tu rostro, se marchita. Así, si no oras, tu alma se reseca. Pero a medida que confías en Dios, el afán y la ansiedad desaparecen, y aprendes a reposar y esperar en el Señor.
El tonificante de tu alma es la alabanza. Cuando alabas  y das gracias a Dios y vuelves a El tus pensamientos, cuando te olvidas de ti mismo, sin egoísmo en tu corazón, quedas libre para que Dios ponga en ti su gozo.
La nutritiva de tu alma es la Palabra. Así como en lo físico no puedes vivir sin alimentos, tu alma necesita el alimento de la Palabra de Dios. Cuando te alimentas con la Palabra, la debilidad y la confusión desaparecen.
El protector de tu alma es la coraza de la fe. Con la fe te protegerás de las inclemencias de la vida, mirarás por encima de las circunstancias y pasarás victoriosa.

Si usas a diario estos productos  de belleza, tu alma  se mantendrá limpia y tu corazón será puro. Te saciarás de bien, de modo que te rejuvenezcas como el águila.



viernes, 20 de mayo de 2011

Lectio Divina  cuarta semana de Pascua    viernes 20 de mayo 2011, Ciclo – A- Lecturas: Hechos 13,26-33; Salmo 2; Juan 14, 1-6

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA



1. Hagamos las LECTURAS 
Jesús dijo a sus discípulos: - «Que no les tiemble el corazón; crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿les habría dicho que voy a prepararles sitio? Cuando vaya y les prepare sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estén también ustedes. Y adonde yo voy, ya saben el camino.» Tomás le dice: - «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Jesús le responde: - «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Son los nuestros los tiempos de la agitación, el nerviosismo y el estrés. Tiempos en que el Padre de la mentira ha corrompido las inteligencias de los hombres haciéndoles llamar al bien mal y al mal bien, dando luz por oscuridad y oscuridad por luz, sembrando en sus almas la duda y el escepticismo que marchitan en ellas todo brote de esperanza en un horizonte de plenitud que el mundo con sus halagos no sabe ni puede dar. Hoy, en este Viernes IV de Pascua, Jesús nos invita a la calma. La serenidad y la alegría fluyen como un río de paz de su Corazón resucitado hasta el nuestro, agitado e inquieto, zarandeado tantas veces por un activismo tan enfebrecido como estéril.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
En la pregunta de Tomás condensa el evangelista las dudas e incertidumbres del que quiere seguir a Jesús, pero no ve claro el camino para seguirlo: “No sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos conocer el camino?” Y eso que Tomás ha tenido la oportunidad de convivir con Jesús, no sabemos exactamente por cuánto tiempo; pero sabemos que es uno de los Doce. La pregunta refleja, entonces, la situación de la comunidad de Juan; tienen referencias de Jesús, pero en el momento definitivo, ¿hacia dónde hay que ir? ¿Qué hay que hacer? Juan les garantiza que Jesús es el verdadero camino, él es la verdad misma, y es la vida.
También es posible que nosotros alguna vez hayamos sentido desconcierto y quizás un poco de desorientación; es que hay tantos “profetas” y “mesías” en nuestro tiempo, quizás más atractivos que el mismo Jesús; pero, ¿a dónde conducen? Luego para nosotros vale lo mismo la respuesta de Jesús a Tomás: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Roguemos para que siempre nos mantengamos en ese camino; que nunca nos alejemos de esa verdad.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Jesús no es una senda perdida, sino el camino; no es un espejismo , sino la verdad; no es un muerto, sino el Resucitado, la Vida. Comentemos solo el primer título.
Hemos cubierto el territorio nacional de sendas, caminos, carreteras, autovías, autopistas. Y disponemos de mapas para orientarnos. Actualmente, muchos vehículos llevan incorporado un GPS. Tiene que ser una experiencia angustiosa estar perdido en el bosque, sin puntos de referencia, sin indicadores que permitan orientarse, sin un camino. El GPS es un recurso excelente para localizar a personas extraviadas.
Pero en otro orden de cosas, el del sentido de la vida, hay tal oferta de mapas y estos son tan distintos que mucha gente se siente perdida. Preguntamos: «¿Hay un adónde? ¿Es la vida una trampa? ¿Tiene un sentido? ¿Vale la pena vivirla?». Por doquier nos salen al paso astrólogos, adivinos, echadores de cartas, brujos. El tarot, la quiromancia y varias formas más de adivinación están a la orden del día. Con otro ropaje, y con propósito mucho más racional, pululan las filosofías, que a menudo son extrañas entre sí, cuando no están enfrentadas. Nos invitan a pensar y algunas trazan rutas de sabiduría que pueden convencer. Tradiciones religiosas se abren camino y nos quieren abrir camino con sus respectivas propuestas. En Jesús, sabiduría de Dios, hallamos la recapitulación y la superación de todas estas conquistas.

Él, que ha subido al Padre y allí tiene preparadas muchas moradas, nos dice: «Sí, tu vida, la vida de ustedes, tiene sentido. Tómenme como su punto de referencia (su GPS) y comprobarán cómo la marcha de ustedes es una peregrinación hacia la Vida, hacia la patria, hacia el Padre. Unidos a mí, su vida tendrá sabor a Pascua».

Podemos orar con Pablo VI: «Tú, Señor Jesús, eres el mediador entre Dios y los hombres; no barrera, sino paso; no obstáculo, sino Camino; no un sabio entre tantos, sino el único Maestro; no un profeta cualquiera, sino el intérprete único y necesario del misterio religioso, el único que une a Dios con el hombre y al hombre con Dios. Tú eres el Revelador auténtico».

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Para ir donde Yo voy, ustedes conocen el camino.
¡Cristo, el que abre los caminos! ¡El que va delante! El que ha roto el círculo infernal de la finitud humana, de la mortalidad y del pecado, El que ha abierto "la salida". Sin Cristo la humanidad está encerrada en sus límites; pero he aquí que se abre una esperanza. No seremos siempre egoístas, injustos, duros, impuros, débiles... la humanidad no será siempre opresora, racista, violenta, agresiva, no estará dividida... Hay un camino que conduce a alguna parte, allá donde el amor existe.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Tu Hijo Jesucristo es para nosotros: el camino que nos conduce a ti y a los hermanos, la verdad, que es Buena Nueva de amor y de esperanza, 
y la vida que él sacrificó para entregarla por nosotros. Ayúdanos a descubrir el camino hacia él y a seguir su mismo camino hacia los otros,  a proclamar siempre la verdad alentadora y creíble, y a dar nuestra vida compartiendo felicidad con los hermanos, por medio del mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Cristo es el camino, la verdad y la vida para nosotros y para todos los hombres. Si él vive realmente entre nosotros, nosotros entonces, a nuestra vez, deberíamos ser para todos y para el mundo entero el camino, la verdad y la vida.  “GRACIAS PORQUE AÚN NO HE LLEGADO”
Gracias por estar en camino y poder sentir y aceptar, unos días a pesar de mis pies cansados, otros a pesar de mis alegrías y triunfos, que no he llegado.

Quiero ser sólo un caminante que recorre los caminos de la vida, al lado de otros hombres y mujeres, fijos los ojos en Ti, dejándose azotar por la brisa de tu Espíritu.

Seguir tus huellas día y noche, caminar en claridad y en penumbra, sin aferrarme a las respuestas y costumbres de ayer y de siempre, atento a las voces de otros caminantes.

No mirar a nadie por encima. No ser impermeable. No perder el tacto y la sensibilidad. No sentirme satisfecho con lo conseguido. No quedarme al margen.

Prefiero tu vela vacilante a mi candela fija, tus promesas a mis conquistas, tu campo a través a mi camino hecho, tu horizonte a mi presente, tus alas de águila a mi tierra firme.

Te prefiero a Ti, y este impulso que me lleva a salir de mí para perderme en tus ofertas.
¡Gracias porque aún no he llegado!

jueves, 19 de mayo de 2011

Lectio Divina  cuarta semana de Pascua    jueves 19 de mayo 2011, Ciclo – A- Lecturas: Hechos 13,13-21; Salmo 88; Juan 13, 16-20

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

NO SOMOS LOS DUEÑOS



1. Hagamos las LECTURAS 
Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: - «Les aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que saben esto, dichosos ustedes si lo ponen en práctica. No lo digo por todos ustedes; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha traicionado." Se los digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean que yo soy. Se los aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Hoy puedes ser feliz lavando los pies a tus hermanos. Jesús fue feliz. Hoy no pierdas las ocasiones de mostrarte amigo y hermano. Hoy recibe a cualquier enviado de Dios, como si fuera Él mismo. Si hacemos el propósito de cumplir cualquiera de esas tres sugerencias, nos introduciremos en el espíritu de la liturgia cristiana, y mostraremos cuál es el sentido de la presencia de Dios en nuestras vidas.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
El Evangelio de hoy corresponde a las palabras de Jesús en el contexto del lavatorio de los pies a sus discípulos, con lo cual Jesús ha realizado el signo más claro y pedagógico de lo que él espera de ellos. A la luz de ese testamento espiritual de Jesús cobran sentido y valor las palabras que escuchamos hoy: “El que sirve no es más que su señor, ni el enviado es más que quien lo envía”. Esta sentencia podría estar reflejando un llamado de atención del evangelista a los cristianos de su comunidad, que posiblemente estarían cayendo en la tentación de ponerse por encima de los demás, aparentando ser más que sus hermanos. Estaríamos hablando específicamente de los dirigentes de las comunidades. Es que hasta nuestros días no es extraño que en ciertos ambientes se perciba esa discriminación entre los que tienen funciones de dirección y los que son dirigidos. El gran desafío para nosotros hoy consiste en actualizar permanentemente ese mandato de Jesús; mantener siempre presente que nosotros no somos ni los dueños de la gracia, ni los amos y señores de la misión.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Nos encontramos en la última cena. Un ambiente de familia e intimidad llena la sala del banquete. La luz vacilante de las velas nos invita al silencio y la contemplación.

Hace tan sólo unos instantes, el Maestro ha lavado los pies a sus discípulos. Grande lección de humildad y servicio. Los apóstoles no terminan de creérselo. Después de este acto de servicialidad Jesús les invita a servir a los demás como Él se los acaba de enseñar. Pero el Maestro aún no termina la lección y añade: “En verdad, en verdad les digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos serán si lo cumplen”. 

¡Qué bien enseña Jesús! Nos enseña la verdadera humildad. Tan sencillo como ponerse en su sitio. La humildad no es ir todo tímido, hablando en voz baja, temeroso, desconfiado. ¡Nada de eso! Muy bien decía santa Teresa de Jesús: “Dios es suma Verdad, y la humildad es andar en verdad, que lo es muy grande no tener cosa buena de nosotros, sino la miseria y ser nada; y quien esto no entiende, anda en mentira”. Es decir, ponerse en su puesto. Sé que soy una criatura débil, pues me pongo en mi lugar. Esto no quiere decir que no aceptemos las virtudes que tenemos, porque sería ofender al que nos las regaló. María, la madre de Jesús, lo supo intuir muy bien. Por eso, en el Magnificat, María reconoce las maravillas que ha obrado el Señor en Ella. Se reconoce como criatura que ha recibido unos dones de Dios especialísimos, sin dejar de vivir la humildad. Yo no me imagino a María temerosa y desconfiada. Todo lo contrario, me la imagino bien alegre, pero con la alegría profunda del alma. María tenía que ser alegre porque un santo triste es un triste santo.

En este mes dedicado a María, lancémonos a imitar a nuestra Madre en su ejemplo de humildad.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Si saben esto, serán "dichosos" si lo practican.
¡Seamos dichosos imitando a Jesús-servidor! Y Jesús, una vez más, no se fía de bellas teorías, e insiste en la práctica humilde: estar en estado de servicio vale más que mil hermosas discusiones sobre el servicio. ¡Hay que lanzarse!

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios todopoderoso: Tu Hijo Jesús nos recuerda hoy que no somos mayores que tu Siervo  y servidor nuestro, Jesús, nuestro Maestro y Señor. Danos aguante y resistencia
para servirte a ti y a los hermanos sin esperar recompensa o gratitud, y para aceptar las dificultades y contradicciones, que son parte de la vida cristiana,  y que son algo normal para los seguidores de aquél que cargó la cruz por nosotros, Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Jesús nos ha recordado hoy que los “siervos no son mayores que su señor”.  El amor es lo que impulsa al servicio y lo hace entregado y discreto. Si amamos sinceramente a nuestros hermanos, ellos saben que pueden acercarse a nosotros para solicitar cualquier servicio.LOS IMPRESCINDIBLES”

“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.” (Bertolt Brecht).

De estos queremos hablar, de los que luchan toda la vida. Y son felices en la lucha, y son felices en el servicio. Jesús habla después de haber lavado los pies a los discípulos. En su vida felicidad y servicio son una misma cosa. ¿Y en la nuestra?

Hay un bonito cuento de una niña que, al pasar por un prado, ve una mariposa clavada en un espino. La niña la libera con todo cuidado y la mariposa alza el vuelo. Luego da media vuelta y se convierte en un hada. "En premio a tu bondad, quiero concederte un deseo", dice a la niña.

Esta lo piensa un momento y responde: Quiero ser feliz… El hada se inclina, le dice unas palabras al oído y desaparece.

A medida que la niña iba creciendo, no había en todo el lugar nadie más feliz. Cuando alguien le preguntaba el secreto de su felicidad, ella sonreía y decía: "Escuché las palabras de un hada".

Cuando fue anciana, los vecinos temían que pudiera llevarse a la tumba su maravilloso secreto. "Cuéntanos por favor qué te dijo el hada", le suplicaban. Y la viejecita respondió con una sonrisa: "El hada me dijo que por muy seguros de sí mismos que parecieran todos, me necesitaban".

Dichosos ustedes cuando se ponen a los pies de los que los necesitan. Se hacen imprescindibles.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Lectio Divina  cuarta semana de Pascua    miércoles 18 de mayo 2011, Ciclo – A- Lecturas: Hechos 12,24-13,5 Salmo 66; san Juan 12, 44-50

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

TU LUZ NOS ATRAPA


1. Hagamos las LECTURAS 
Jesús dijo, gritando: - «El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado. Y el que me ve a mí ve al que me ha enviado. Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas. Al que oiga mis palabras y no las cumpla yo no lo juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado, ésa lo juzgará en el último día. Porque yo no he hablado por cuenta mía; el Padre que me envió es quien me ha ordenado lo que he de decir y cómo he de hablar. Y sé que su mandato es vida eterna. Por tanto, lo que yo hablo lo hablo como me ha encargado el Padre.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Cristo como luz sigue dividiendo a la humanidad. También ahora hay quien prefiere la oscuridad o la penumbra: y es que la luz siempre compromete, porque pone en evidencia lo que hay, tanto si es bueno como defectuoso.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
 “Vine no a juzgar al mundo, sino a salvarlo”, nos dice Jesús hoy. Él vino para traernos vida, vida sin límite, vida eterna. Él viene como luz para nuestro mundo. Si creemos en él,  iluminados con su luz lograremos percibir dónde nos falta amor que mueva el mundo, dónde nuestro sentido de justicia es sólo pálido y sin ilusión. A su luz aprenderemos a ver cómo podemos servirnos unos a otros y llegar a ser ricos y maduros como seres humanos. Entonces, nosotros también nos convertiremos al menos en diminutas luces que lleven un poco de claridad y calor a nuestro mundo frío y oscuro.

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
 “... EL QUE CREE EN MÍ
NO QUEDARÁ EN TINIEBLAS”
Creer no es vivir de seguridades ni de evidencias. Es CONFIAR, aunque no todo se vea o se entienda. Vivir de confianzas y de fidelidades que aportan muchas felicidades. Lo contrario de la felicidad no es la tristeza sino el miedo. El miedo impide la confianza. Y apaga la luz. Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero... Creer en Dios, en Jesús, es saber y saborear de Quién nos hemos fiado (cfr. 2 Tm 1,12). Sostenidos y amados por un amor mayor en el que todo tiene sentido, atrevernos a vivir cada acontecimiento y a cada persona a la luz de Su sentido y de Su amor. Vivir iluminados por la audacia de la Buena Noticia y audaces para iluminar espacios y ambientes de “buenas noticias”.

“... PORQUE NO HE VENIDO PARA JUZGAR AL MUNDO SINO PARA SALVAR AL MUNDO”
Y si Jesús, nuestro Hermano mayor, no ha venido a juzgar, mucho menos nosotros. Y si nunca condena -como nos recuerda otro pasaje del evangelio: ¿nadie te ha condenado? yo tampoco te condeno (Jn 8,10-11)- tampoco nosotros. No necesitaríamos más razones y sin embargo, ¡qué fácilmente justificamos nuestros prejuicios y chismes! ¡Qué fácilmente nos lavamos las manos en nuestras condenas cotidianas! Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero... Llamados a no ser jueces de nadie sino bienhechores -los que hacen el Bien- de todos. Ser cauces de misericordia. Dar siempre “otra oportunidad”. De cambiar, de crecer, de construir. De sanar, de embellecer, de comulgar. Esforzarnos en hablar bien de otros... bien decir, bendecir. Ser capaces de descubrir algo –mucho- de positivo en las personas, en los acontecimientos. Acoger las situaciones de vulnerabilidad como espacios privilegiados en los que sentirnos más iguales, más hermanos, más humanos; espacios en los que acariciar con ternura las heridas y ayudarnos a crecer, a sanar; espacios en los que descubrir la historia de salvación que se sigue haciendo en cada uno.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Yo he venido como luz al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas.
Transparencia... luz... belleza... seguridad... Opacidad... tinieblas... miedo... Evocar imagen de sol... de día... e imágenes de noche...

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Señor Dios nuestro: Por medio de tu mismo Hijo Jesucristo  tú nos aseguras que él vino no a condenar, sino a traernos perdón y vida,  una vida que es rica y valiosa, 
que vale la pena vivirla y que nos revitaliza a nosotros y a nuestro mundo, con amor y espíritu de servicio. Queremos que Cristo esté con nosotros  como luz con la que vemos  todo lo que es bueno y digno de vivirse. Y danos la gracia de participar un día en su vida eterna. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:  Dichosos nosotros, que, gracias a Dios, no vivimos en la oscuridad, sino en plena luz. Podemos todavía plantearnos preguntas, no entendemos todo sobre nuestra fe, pero conocemos a la persona única de Jesús y creemos en él, que se proclamó a sí mismo como Luz del mundo. Que esta luz resplandezca siempre clara y radiante sobre nosotros. HE VENIDO AL MUNDO COMO LUZ”
Para saber distinguir el día de la noche acudimos al siguiente cuento:

Preguntó un gurú a sus discípulos si sabrían decir cuando acababa la noche y empezaba el día.

Uno de ellos dijo: "Cuando ves a un animal a distancia y puedes distinguir si es una vaca o un caballo". "No", dijo el gurú.

"Cuando miras un árbol a distancia y puedes distinguir si es un mango o un marañón". "Tampoco", dijo el gurú.

"Está bien", dijeron los discípulos, "Dinos cuándo es".

"Cuando miras a un hombre al rostro y reconoces en él a tu hermano; cuando miras a la cara a una mujer y reconoces en ella a tu hermana. Si no eres capaz de esto, entonces, sea la hora que sea, aún es de noche".