miércoles, 27 de abril de 2011

Lectio Divina Martes Octava de Pascua, 26 de abril 2011, Ciclo – A- Lecturas: Hechos 2, 36-41; Salmo 32; Juan 20, 11-18


PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

¡MUJER! ¿A QUIEN BUSCAS?



1. Hagamos las LECTURAS 
Del libro de los Hechos de los apóstoles 2,36-41
El día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos: «Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha constituido Señor y Mesías.» Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: «¿Qué tenemos que hacer, hermanos?» Pedro les contestó: «Conviértanse y bautícense todos en nombre de Jesucristo para que se se les perdonen los pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para ustedes y para sus hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos.» Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo: «Escapen de esta generación perversa.» Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.

Del Evangelio según san Juan 20, 11-18
Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan:- «Mujer, ¿por qué lloras?» Ella les contesta: - «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto.» Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?» Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: - «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré.» Jesús le dice: «¡María!» Ella se vuelve y le dice:- «¡Rabboni!», que significa: «¡Maestro!» Jesús le dice: - «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre de ustedes, al Dios mío y Dios de ustedes."» María Magdalena fue y anunció a los discípulos: - «He visto al Señor y ha dicho esto.»

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Y continuamos hoy con las mujeres… Hoy se nos pregunta: ¿Por qué lloras? ¿A quién buscas? Lloramos por tantas cosas y buscamos tantas otras. Y ojalá podemos reflexionar y responder como en la lectura de Hechos: ¿Qué tenemos que hacer? Ojalá entendamos como María la de Mágdala y podemos responder con toda propiedad: He visto al Señor y ha dicho esto. Sólo para los que aman de verdad tiene sentido pleno la resurrección. Sólo se resucita en la medida en que se ama.

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
No siempre es fácil  reconocer al Señor Resucitado. Esa fue la experiencia de María Magdalena. --- A nosotros también se nos pregunta: “¿A quién buscan ustedes?” ¿Estamos buscando realmente al Señor Jesús? Y ¿le reconocemos, no solamente en nuestros momentos de oración y en la Eucaristía sino también cuando él camina a nuestro lado en nuestras alegrías y sufrimientos, en la gente que nos rodea, en las circunstancias y acontecimientos ordinarios de la vida? Jesús es ciertamente nuestro Señor y Mesías. --- María Magdalena le reconoció cuando oyó su voz. ¿Le amamos nosotros tanto y estamos tan en sintonía con él que, al oírle, decimos: “Tú eres, Señor, quien me habla”?

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Cuando los judíos oyen hablar a Pedro sobre la muerte y la resurrección de Jesús experimentan un doble movimiento:

Hacia dentro: Estas palabras les traspasaron el corazón.

Hacia fuera: ¿Qué tenemos que hacer, hermanos?

No sé si durante estos días hemos experimentado algo parecido. ¿Ha habido alguna palabra que nos haya traspasado el corazón, que haya roto la barrera de la rutina? ¿Hemos sentido alguna llamada a “hacer algo”, a salir de nuestra comodidad?

El evangelio de este Martes de Pascua nos regala nuevas palabras del Resucitado para iluminar el camino de nuestra vida:

¿Por qué lloras? ¿Podemos poner nombre a lo que nos hace sufrir? ¿Por qué a veces la vida nos parece tan dura? ¿Por qué la alegría dura tan poco? ¿Por qué nos cansamos de hacer el bien? ¿Por qué nos duele tanto el mal de este mundo ante el que nos sentimos impotentes?

¿A quién buscas? ¿Qué anhelamos, en el fondo, cuando esperamos una llamada telefónica, cuando mendigamos una sonrisa, cuando queremos que todas las piezas de nuestro mosaico encajen, cuando hacemos un favor a otra persona? ¿Qué se esconde detrás de nuestro desasosiego, de nuestros sinsabores, de esa sensación de que las cosas no resultan como habíamos imaginado?

Suéltame. Quisiéramos que Jesús fuera como una varita mágica, siempre al alcance de la mano, para ir cambiando las cosas a nuestro antojo. Y, sin embargo, el Resucitado es un amigo insumiso, que siempre está a nuestro lado, pero que no se deja dominar. Lo tenemos sin poseerlo. Lo tocamos sin apresarlo. Lo confesamos sin verlo.

Ve a mis hermanos y diles. Otra vez la llamada a salir de nosotros mismos y ponernos en camino. No es que comuniquemos lo que tenemos perfectamente claro, sino que, comunicando la buena noticia, se va aclarando el misterio de su presencia. ¡La paradoja que nunca acabamos de domesticar!
3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
CONVERTIRSE quiere decir DESPERTARSE y no perderse la vida. Es vivenciar el presente. Y estar despiertos es responder a Dios con el corazón. Es cambiar tu corazón de piedra por uno que no se cierre a la Verdad. Estar despierto es aceptarlo todo, no como ley, no como sacrificio, ni como esfuerzo, sino por iluminación. Justo lo que sucede con María en el evangelio de hoy. María estaba equivocada, buscando entre los muertos al que estaba vivo. Estaba dormida. Por eso su llanto se cambiará inesperadamente en gozo cuando Jesús la llame por su nombre. Aquel a quien ella tomaba por el jardinero era Jesús en persona. Oír su propio nombre de sus labios le DESPERTÓ el sentido. Gracias a su amor, a través de sus lágrimas consiguió ver al Señor, a quien tanto quería. El Espíritu de Cristo resucitado le iluminó los ojos y la vida, porque el lugar donde Dios habita es siempre el corazón que ama.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios de vida: Profesamos nuestra fe en Jesús y le reconocemos como nuestro Señor y Salvador. Haz que le escuchemos  cuando nos anuncia su Buena Nueva de salvación como un mensaje de vida. Que nosotros también sepamos oír su voz cuando clama a nosotros en los hermanos necesitados, o cuando nos habla sencillamente en hermanos que nos confidencian sus alegrías y esperanzas, su fe y su amor. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:   Jesús nos dice como a María Magdalena: Déjame, suéltame… No intentemos poseer a Jesús para nosotros solos, en exclusiva. Vayamos a nuestros hermanos y hermanas y compartamos con ellos a Jesús, como el Señor de vida que nos alza por encima de nosotros mismos haciéndonos con él hombres y mujeres “para-los-demás”.

"Es tarde, pero es nuestra hora. Es tarde, pero es todo el tiempo  que tenemos a mano para hacer futuro. Es tarde, pero somos nosotros esta hora tardía.  Es tarde, pero es madrugada si insistimos un poco". Mons. Pedro Casaldáliga
Lectio Divina lunes Octava de Pascua, 25 de abril 2011, Ciclo – A- Lecturas: Hechos 2, 14,22-33; Salmo 15; Mateo 28, 8-15

PARA REFLEXIONAR CON LA PALABRA

¡NO TENGAN MIEDO MUJERES!




1. Hagamos las LECTURAS 
Las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: - «Alégrense.» Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: - «No tengan miedo: vayan a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.» Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: - «Digan que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras ustedes dormían. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y los sacaremos de apuros.» Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.

VEAMOS NUESTRA REALIDAD – Hoy nos da pena ver un grupo de mujeres jóvenes y ya no tan jóvenes, que, no sabemos si es por ignorancia o por cortedad de metas, (porque nos negamos a aceptar que sólo sea por el vil dinero) abocadas a mostrar su cuerpo para deleite de los varones. Las mujeres somos punto clave para llevar alegría a este mundo, pero no la alegría efímera que consiste en mirar y desear cuerpos expuestos. Esta alegría verdadera nos la muestra hoy el evangelio con estas palabras de Jesús: No tengan miedo… vayan a comunicar a sus hermanos… Para eso estamos: para quitar miedos y para comunicar que Jesús vive… ¡Qué meta más alta!

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
Jesús sale al encuentro de las mujeres y las saluda. Ellas le responden “acercándose, abrazando sus pies y adorándolo”. Esta es la experiencia de las mujeres (y de la comunidad) de la resurrección de Jesús. Ni el sepulcro vacío, ni la presencia de un ángel son razón suficiente para creer en la resurrección. El verdadero y único argumento es llegar a sentir vivo al resucitado y expresarle en fe la adoración. Pero los dirigentes judíos se obstinan en su mala fe. Ante el informe de los guardias, se reúne de nuevo el Gran Consejo, el Sanedrín. No les interesa lo que realmente sucede, sino la repercusión que pueda tener en el pueblo. Con dinero se habían apoderado de Jesús; con dinero quieren impedir la fe en él. Es increíble el poder corruptor del dios dinero. La resurrección de Jesús no tiene más prueba que la propia experiencia. Esta experiencia, que es también la nuestra, nos libera del miedo y nos compromete en acciones concretas de seguimiento y de anuncio. ¿Qué pruebas damos en nuestra vida de que creemos en el Resucitado?

b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Cuando en nuestra vida está a punto de suceder algo importante, algo en lo que nos hemos volcado totalmente, en lo que hemos puesto alma, corazón y vida (el nacimiento de un hijo, los últimos exámenes de la carrera, el alta médica después de una larga enfermedad, la concesión de un crédito para comprar una casa...), se mezclan en nuestro interior dos sentimientos. Vivimos estos momentos con TEMOR, no sabiendo muy bien si es real o no lo que estamos viviendo, y sintiendo la amarga duda de ¿y si al final algo falla y no vemos cumplidas nuestras esperanzas? También los vivimos con ALEGRÍA, invadidos por el gozo de ver próximo, hecho realidad, nuestro anhelo. En esos momentos de tanta emoción es el corazón quien nos guía y quien nos mueve; la razón, la cabeza, quedan en un segundo plano. Sentimos que hay algo fuerte dentro de nosotros y lo expresamos con total naturalidad, sin prejuicios, siendo plenamente nosotros mismos (aunque pasado el momento digamos que "estábamos fuera de nosotros mismos").

Algo así debieron vivir las primeras mujeres que se acercaron al sepulcro y escucharon el anuncio del ángel: no está aquí, ha resucitado como dijo. Ellas, que siempre habían acompañado a Jesús, y habían permanecido al pie de la cruz, fieles hasta el final, ven hecha realidad la promesa de Jesús: resucitaré al tercer día. Y por si esto fuera poco, Jesús mismo sale a su camino y les saluda. Ellas no pueden articular palabra y simplemente le adoran. El Resucitado les tranquiliza y les envía a decir a sus hermanos que vayan a Galilea, que allí le verán. Es decir, el Resucitado se hará presente allí donde comenzó la historia y donde están convocados a continuarla los que siguen creyendo en el Padre y en su sueño para la humanidad. 

La alegría del encuentro con el Resucitado nos lleva a volver a la vida cotidiana con el deseo renovado de querer seguir colaborando en el proyecto que Jesús inició, precisamente en Galilea: el Reino. El Resucitado nos invita a salir, a convocar a otros, a vivir siendo Buena Noticia para los demás, a compartir con otros lo que para nosotros es la Vida. Aquí encontramos un criterio para saber si de verdad nos hemos encontrado con el Resucitado: vivir la alegría de sentirnos enviados a la Misión.

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-Vayan y digan a mis hermanos que vayan a Galilea y que allí me verán.
Jesús, netamente, envía a la misión. Si se da a conocer a algunos, no es para que nos regocijemos de ello... sino para que nos pongamos en camino hacia nuestros hermanos. "Vayan a avisar a mis hermanos." Después de esta meditación, ¿qué voy a hacer? Estoy entre los "amigos" de Jesús si participo en la evangelización.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios nuestro: Nuestro corazón está contento y se regocija y nos sentimos seguros en nuestra fe  porque tenemos una persona viva en la que creer: Jesucristo, resucitado de entre los muertos. Que él nos muestre el verdadero camino de la vida  para que vivamos en la alegría de su presencia y que él nos dé la gracia de hacernos sus testigos, 
de forma que podamos proclamar con nuestra vida entera que Jesucristo es nuestro Señor,  glorioso y resucitado, ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación:   No tengan miedo. Digan a sus hermanos y hermanas que el Señor está vivo y resucitado.  Que él esté también vivo en nuestras comunidades, en nuestra alegría, nuestra fe, nuestra disposición para servir y amar. "YO MISMO LO VERÉ"
Seremos nosotros, para siempre, como eres Tú el que fuiste, en nuestra tierra, hijo de la María y de la Muerte, compañero de todos los caminos.

Seremos lo que somos, para siempre, pero gloriosamente restaurados, como son tuyas esas cinco llagas, imprescriptiblemente gloriosas.

Como eres Tú el que fuiste, humano, hermano, exactamente igual al que moriste,
Jesús, el mismo y totalmente otro, así seremos para siempre, exactos, lo que fuimos y somos y seremos, otros del todo, pero tan nosotros! “Pedro Casaldáliga”

miércoles, 20 de abril de 2011

Lectio Divina miércoles santo 20 de abril 2011, Ciclo – A- Lecturas: Isaías 50,4-9; Salmo 68; Mateo 26, 14-25



VEAMOS NUESTRA REALIDAD – La vida no se mide acumulando puntos, ni éxitos, ni amigos, leímos por ahí, sino que se mide por saber a quién amas y a quien dañas... se trata de los compromisos que cumples y de las confianzas que traicionas... TRAICIÓN, palabrita tan fea, pero que sacamos a relucir muy a menudo... Hoy vamos a confrontar nuestra misión en esta tierra, y a prepararnos para día tras día cenar con Jesús sin traicionarlo y no tener que preguntar: “Soy yo acaso, Maestro?” 

2.  MEDITEMOS la lectura
a. ¿Qué dice el texto?
LA Palabra de Dios nos invita hoy a profundizar más aún en la traición de Judas. Los aoce están a la mesa, simbolismo de un nuevo proyecto de humanidad a partir de la comunión del pan y del vino. Cuando Jesús anuncia que uno va a traicionarlo, todos le dicen: “¿Seré yo, Señor?”, reconociendo a Jesús como Señor de sus vidas. Judas en cambio le pregunta: “¿Seré yo, Maestro?”. Judas sigue en la misma mentalidad de los que no han entendido el proyecto mesiánico de Jesús, que no es el del poder, sino el del Servidor Sufriente que lo hace Señor, Hijo de Dios. En todo grupo humano siempre hay alguien que tiene precio; alguien que se vende y traiciona. Hasta entre los elegidos por Jesús pasó esto. ¡Ay, Judas, “más te valdría no haber nacido”! Más te valdría no haber empezado el camino de Jesús si lo ibas a terminar de manera tan dolorosa y vergonzosamente triste. ¿Cuánto de Judas llevamos nosotros mismos prendido en nuestras vidas? ¡Cuánta traición al Señor en nuestra falta de amor radical y de servicio generoso!

 b. Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.¿Qué nos dice el texto a nosotros hoy?
Jesús sigue en Betania, con los amigos.  Mientras tanto, todo transcurre en la sombra, a escondidas.  La mentira no da la cara.  La mentira trabaja en la sombra.  La sombra es el hábitat de las tramas y de las trabas contra el Inocente.
También pasa lo mismo hoy: reuniones de conspiración y complicidad, comidas en las que se engaña a los débiles, despachos de conjura... Nos sorprendemos cuando alguien de los íntimos, de los que creíamos amigos nos hace la jugada. ¿Cómo es posible? Aquél a quien hice tantos favores, aquél que estaba a mi lado ¡me sale ahora con éstas...! No busques explicaciones.  No las hay.  La libertad personal tiene misterios que nunca podremos descifrar. Jesús tiene que «tragar» esta realidad: el traidor pertenece al grupo de los más cercanos.  Judas no ha aparecido en las discusiones.  Judas era de los seguidores cercanos.  La incomprensión y traición que más duele es la que sale de entre los más íntimos.  Sí, ahora y siempre.  Todos los signos realizados, todas las palabras escuchadas, toda la convivencia experimentada... no han logrado abrir el corazón de Judas.  El pacto está cerrado: treinta monedas de plata.
¿Lo entiendes tú? ¿Lo entiende la esposa o el esposo «cambiado» por otro o por otra?  ¿Lo entiende el trabajador, el empleado despedido o rebajado de categoría por otro?  No te esfuerces en entenderlo.  Es así.  Sólo te queda afrontar la situación... y buscar una salida.  La hay. El dinero vale más que la fidelidad para algunos.  ¡Se ha puesto precio a una persona!  ¡Se ha puesto precio al Hijo de Dios!  Como Dios no tiene precio, se ha optado por un precio simbólico.  Todo es un puro chantaje.  ¡Qué lejos está el Reino de Dios!

Es el momento de la cena.  Intimidad y sangre fría, fidelidad y traición están presentes en la mesa.  El Señor habla íntimamente.  Dice la verdad.  Judas, con sangre fría, “con su cara pelada”, pregunta:  ¿Soy yo?  Y oye la verdad: Tú lo has dicho.  ¿Lo pudo escuchar?  No.  Era demasiado tarde para volver hacia atrás... Y nos decimos, según nuestros cálculos:  ¡Cállate al menos!  ¡No digas nada!  ¡Qué más da!  Cuando se tiene sangre fría para pactar el precio de un hombre se tiene sangre fría para lo que sea.
¿No lo estás palpando cada día a tu lado? Esta historia se repite allí donde hay hombres y mujeres endurecidos. Pero no pienses en otros.  Cierra los ojos y acércate al Maestro. Dile: ¿Seré yo? Ahora escucha lo que te dice.  Asómbrate.  Deja a Judas con su vida.  Toma ahora la tuya en las manos y escucha la verdad.  Tienes oportunidad.  Sí, no es tarde para volver a la verdad, si quieres. ¡Ojalá escucharas hoy la voz del Señor tu Dios!

3. CONTEMPLEMOS - Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón
-La «palabra» me despierta cada mañana, para que escuche. El Señor Dios me ha abierto el oído.  Jesús, escuchando al Padre. Abre nuestros oídos, Señor, para que sepamos escuchar a Dios también... y escuchar a nuestros hermanos... Haz que yo oiga, Señor, a todos mis hermanos que claman dirigiéndose a mí. Haz que oiga el gemido de los pobres, la llamada de los hermanos. Y ayúdame a responder. Fidelidad. Oído abierto. Sáname de mi «sordera» habitual.

4.  OREMOS - ¿Qué nos hace decirle el texto a Dios?
Oh Dios y Padre nuestro: Cuando hubo llegado la hora de tu Hijo Jesús
de aceptar la pasión y la muerte por amor a ti y por amor salvador a nosotros, 
él no rechazó ese sufrimiento y profundo dolor. En la hora de las pruebas,  por las que nosotros tenemos que pasar, no permitas que seamos rebeldes, sino mantennos  confiando en ti, ya que tú nos salvaste  por medio de  Jesucristo nuestro Señor. Amén.

5. ACTUEMOS – ¿Cómo puedo vivir este texto hoy? 
Motivación: “El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar”…. “¿Soy yo acaso, Maestro?” Estas son palabras que quizás nunca hemos osado decir… ¿compararme con Judas? ¡nunca!  Y sin embargo, hacemos cada día acciones dignas de Judas y hasta peores… Porque con nuestros actos lo entregamos una y otra vez… y por el vil dinero… Porque mal que bien todos estamos implicados en: “EL PECADO DEL MUNDO”
Juzgaste certeramente las mentiras sociales y las injusticias del mundo. Tomaste partido, empeñaste tu palabra y vida, y diste un veredicto inapelable que hirió a los más grandes, a los ricos de siempre, a todos los pudientes. Y a nosotros nos hiciste caer en cuenta de lo implicados que estamos en esta situación colectiva de pecado. Todo un entramado social que no respeta los derechos humanos, que no hace hijos ni hermanos ni ciudadanos, y es contrario a la voluntad del Padre. Justificamos nuestro estatus porque hemos hecho del lujo necesidad, aún a sabiendas de que no es sostenible nuestro bienestar sin robo, sin desigualdad, sin defensas, sin mentiras. Y nosotros, cómplices -conscientes o inconscientes- de este pecado colectivo, en momentos de lucidez, nos reconocemos corresponsables. Con nuestra connivencia y nuestra omisión con nuestras normas y murallas fomentamos y perpetuamos el pecado del mundo. Tú, que viniste a quitar el pecado del mundo y te sumergiste hasta el fondo en nuestra historia, bautízanos con agua y, sobre todo, con tu Espíritu, para que, contigo, podamos hacernos cargo de la realidad, cargar humildemente con ella, y encargarnos de que sea  lo que Dios quiere y sueña, y no lo que a nosotros nos interesa.

martes, 19 de abril de 2011

HOMILÍA DOMINGO DE RESURRECCIÓN –A-
Domingo 24 de abril del 2011
El primer día después del sábado, María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro.”



Domingo de Ramos –A- 2008
Primera:  Act 10,34ª.37-43
Salmo:  117
Segunda Col 3,1-4
Evangelio: Juan 20,1-9
Pbro. Walter Marchena C
Entre los Judíos, el día de descanso, el día que conmemora el descanso del Señor después de la Creación, es el Sabát, es decir, nuestro Sábado. Pero desde la Resurrección del Señor, la cual celebramos hoy, el día de descanso de todos los Cristianos es el Domingo, el día después del Sábado ó "el primer día después del sábado". Así, el domingo conmemora el descanso del Señor: no más el descanso que siguió a la Creación, sino el descanso del Señor después de la Nueva Creación, la Creación que ha sido renovada y totalmente restaurada en Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.

En este Domingo de la Resurrección, que es el Domingo por excelencia, el cual impondrá su impresión y su carácter sobre todos los domingos del año, nosotros conmemoramos el descanso del Señor, no solamente el de su alma, sino además, y mucho más, el de su cuerpo. En este domingo, nosotros particularmente honramos el cuerpo del Señor, este cuerpo que soportó tantos tormentos durante la Pasión y que es ahora glorioso, resplandeciente de Gloria.

“María Magdalena fue al sepulcro muy temprano, cuando todavía estaba oscuro, y vio que la piedra que cerraba la entrada del sepulcro había sido removida. Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo a quien Jesús amaba y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto. "
Fue una mujer, María Magdalena, quien fue la primera en anunciar la Resurrección del Señor a los Apóstoles. Este hecho siempre ha sido resaltado por comentaristas en el Evangelio de la Resurrección. Por otro lado, este hecho está en relación con este otro: María, la Madre de Jesús, es la que nos precede en la peregrinación de la fe, siendo la primera y el modelo de todos aquellos que creen en Cristo el Mediador y Redentor. Así como María es la mediatriz o la intermediaria entre Cristo y la Iglesia, María Magdalena fue la intermediaria o mensajera quien anunció a los Apóstoles que algo misterioso había pasado en la tumba: ¡el cuerpo del Señor había desaparecido!

"Pedro y el otro discípulo salieron para el sepulcro."
 Pedro y Juan llegan al sepulcro. Ellos no creen todavía en la Resurrección del Señor, pero ellos creen ya en lo que María Magdalena les había dicho: ellos ya tienen una simple humana y natural fe, una fe que los llevará gradualmente a la fe divina y sobrenatural, del hecho extraordinario que es la Resurrección del Señor. Pero Pedro, aunque él llega a la tumba después de Juan, sin embargo es el primero en entrar. San Juan reconoce la supremacía de Pedro; él sabe que el Señor le instituyó la fundación de la Iglesia entera, él en quien todo reposa, él a quien Cristo confío todo. Pedro es a quién la Iglesia sigue, él quien guía y lleva a otros.

"Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más que Pedro y llegó primero al sepulcro. Como se inclinara, vio los lienzos tumbados, pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve los lienzos en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a los lienzos, sino plegado en un lugar aparte.”
 ¿Qué hace Pedro? El ve; él ve todo lo que hay en el sepulcro. Lo que es importante para Pedro, es observar, porque es esto lo que lo llevará a la fe, en la Resurrección de Cristo. Él ve que los lienzos están allí, que ninguno de ellos está perdido, pero sobre todo, él ve que todo está en orden, en perfecto orden, en un orden que refleja la acción de Dios en este sorpresivo y absolutamente inaudito acto: la Resurrección de un hombre por su propio poder, la Resurrección del Hombre-Dios.

De hecho, Dios está en perfecta armonía y perfecto orden dentro de él: no hay la menor imperfección en Dios. Y Dios ha colocado este orden en el universo que él creó en su Amor. El orden de Dios está presente en toda la Creación. Por consiguiente, está aun más perfectamente presente en esta nueva Creación inaugurada por la Resurrección de Cristo. Pedro vió este orden: ¡él comprendió y creyó! Es más, San Juan concluye su discurso con las siguientes palabras, que se refieren a los dos discípulos, "No habían entendido todavía que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos," lo cual significa que ahora ellos han entendido lo que la Santa Escritura había anunciado.

Que la Santísima Virgen María, quien nunca dejó de creer que su Hijo resucitaría de entre los muertos, ¡nos ayude en este día! Que ésta celebración eucarística dominical, así como las otras celebraciones a lo largo del año, sea de verdad un momento privilegiado en toda nuestra vida, el momento cuando nosotros amemos descansar en Dios, ¡a través de la oración y el recibimiento de este grandioso sacramento!




HOMILÍA DEL SÁBADO SANTO–A-
Sábado Santo 23 de abril del 2011
“¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?”



Sábado  Santo –A- 2011
Primera: Gn 1,1-2,2
Salmo: 103
Segunda lectura: Éx 14,15-15,1
Salmo: Cántico Éx 15,1-6.17-18
Tercera lectura: Isaías. 54, 5-14
Salmo 29
Cuarta lectura: Rom 6,3-11
Evangelio: Mateo 28,1-10
Pbro. Walter Marchena C
Amadísimos hermanos y hermanas, nosotros hemos venido a esta Vigilia pascual para celebrar, una vez más, el alegre anuncio de la resurrección de Jesucristo. Todos y todas sabemos que el punto central de la Pascua es el hecho real, preciso, excepcional, de la resurrección personal de Jesús; de Jesús el Hijo de María y Hermano nuestro, de Jesús de Nazaret, el Maestro de los Doce y de los fieles; de Jesús crucificado y sepultado, que permaneció tres días en el sepulcro y que vuelve a la vida y no muere más.

Hoy, también a nosotros como a las mujeres que fueron al sepulcro de madrugada, se nos pregunta: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado”. Y la liturgia de esta noche repite: Sí, ¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!

Hemos comenzado esta Vigilia Pascual con el rito de la luz y la bendición del fuego nuevo, en el que encendimos el cirio pascual, que ahora contemplamos junto al altar, y con la procesión solemne de ingreso al templo mientras cantamos: Luz de Cristo.
Luego escuchamos el antiguo y hermoso Pregón Pascual que aclama las maravillas que realizó Dios en favor de su pueblo. A continuación siguieron las lecturas del Antiguo Testamento y el canto de Gloria, mientras sonaban las campanas, que transmitían la alegría por la resurrección de Cristo. En la carta del apóstol Pablo a los Romanos escuchamos el mensaje apostólico, que actualiza la presencia entre nosotros del Señor resucitado, y el canto del aleluya nos preparó a recibir el anuncio que nos traían las mujeres, la de la resurrección del Señor, proclamado en el evangelio de san Lucas.

Así, en toda la primera parte de la Vigilia, con los signos de la luz y del fuego nuevo y por medio de los cantos, la oración y las lecturas bíblicas, la Iglesia nos hace vivir nuestro encuentro con Jesús Resucitado. Un encuentro que se completa y perfecciona en la parte sacramental de la Vigilia: la liturgia bautismal y la liturgia eucarística. Estos sacramentos son, en realidad, frutos de la resurrección de Jesús.

Pero ¿qué es la resurrección? ¿Qué significa que Jesús, que ayer contemplamos muerto en la cruz, haya retornado a la vida?: La resurrección significa que la potencia de Dios ha dado nueva vida a Cristo muerto y sepultado y en él ha dado de nuevo la vida al mundo. No es simplemente un retornar a la vida anterior, como sucedió en la resurrección de Lázaro, sino que es algo único y definitivo que responde a las esperanzas y anhelos humanos de que la muerte no sea la última palabra de nuestra existencia. Por el contrario, la resurrección de Jesucristo significa que nuestra existencia está abierta a un futuro de eternidad, de alegría, de paz, de comunión con Dios y entre nosotros.

Hermanos y hermanas, la resurrección de Cristo es un hecho de alcance universal: no sólo le alcanza a él, sino que nos alcanza, también, a nosotros. Jesús ha vencido a la muerte por mí, por cada uno de nosotros, por todos los hombres y mujeres de la tierra.
La resurrección toca a nuestra vida y es principio de una doble resurrección: la de la gracia en el tiempo y la de la gloria en la eternidad.

Jesús resucitado es el inicio de todo. Todo en él es restituido a Dios, todo en él es salvación para nosotros, posibilidad de vivir una vida nueva. Jesús resucitado hace de nosotros personas renovadas, transfiguradas.

¿Pero cómo se realiza nuestra participación en su misterio pascual de muerte y resurrección? ¿Cómo entra en nosotros la fuerza de la resurrección?
La respuesta es simple. Participamos de la resurrección de Cristo mediante la fe, constituyéndose cada uno en verdadero discípulo y misionero de Cristo.

Nosotros, como miembros vivos del Cuerpo de Cristo, en nuestra parroquia de Santa Marta, hemos tratado de vivir esta semana mayor, con el mayor de los espíritus de ser respuesta para el mundo, de que Cristo vive, que Cristo es el centro de nuestras vidas, de a Cristo tenemos que llevárselos a los sufrientes, enfermos, a los que están en situaciones difíciles, a los alejados y lejanos de él y de la Iglesia.

Por eso, en esta noche nos comprometemos a ser luz del mundo, llevando el Kerigma a todas y a todos nuestros hermanos. Y luchar para que nuestra parroquia no se quede en el rito que hoy hemos vivido, sino que construiremos a la parroquia en una verdadera casa y escuela, que sea acogedora, para que todos nos sintamos verdaderamente hermanos y hermanas

Que esta fiesta continúe, que siga el gozo en nosotros todos los 365 días del año, porque predicaremos con la palabra y el ejemplo de que Cristo está vivo y vive para siempre y todo el cree en él tiene vida eterna


P. Walter Marchena

HOMILÍA VIERNES SANTO –A- 2011
Viernes 22 de abril del 2011”
« Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu»



Viernes s Santo –A- 2011
Primera: Is 52,13-53.12
Salmo: 30
Segunda: Heb 4,14-16.5,7-9
Evangelio: Juan 18.1-19, 42
Pbro. Walter Marchena C
Hoy celebramos el primer día del Triduo Pascual. Por tanto, es el día de la Cruz victoriosa, desde donde Jesús nos dejó lo mejor de Él mismo: María como madre, el perdón —también de sus verdugos— y la confianza total en Dios Padre.

Lo hemos escuchado en la lectura de la Pasión que nos transmite el testimonio de san Juan, presente en el Calvario con María, la Madre del Señor y las mujeres. Es un relato rico en simbología, donde cada pequeño detalle tiene sentido. Pero también el silencio y la austeridad de la Iglesia, hoy, nos ayudan a vivir en un clima de oración, bien atentos al don que celebramos.

Ante este gran misterio, somos llamados —primero de todo— a ver. La fe cristiana no es la relación reverencial hacia un Dios lejano y abstracto que desconocemos, sino la adhesión a una Persona, verdadero hombre como nosotros y, a la vez, verdadero Dios. El “Invisible” se ha hecho carne de nuestra carne, y ha asumido el ser hombre hasta la muerte y una muerte de cruz. Pero fue una muerte aceptada como rescate por todos, muerte redentora, muerte que nos da vida. Aquellos que estaban ahí y lo vieron, nos transmitieron los hechos y, al mismo tiempo, nos descubren el sentido de aquella muerte.

Ante esto, nos sentimos agradecidos y admirados. Conocemos el precio del amor: «Nadie tiene mayor amor que el de dar la vida por sus amigos» (Jn 15,13). La oración cristiana no es solamente pedir, sino —antes de nada— admirar ser  agradecidos.

Jesús, para nosotros, es modelo que hay que imitar, es decir, reproducir en nosotros sus actitudes. Hemos de ser personas que aman hasta darnos y que confiamos en el Padre en toda adversidad.

Esto contrasta con la atmósfera indiferente de nuestra sociedad; por eso, nuestro testimonio tiene que ser más valiente que nunca, ya que el don es para todos. Como dice Melitón de Sardes, «Él nos ha hecho pasar de la esclavitud a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida. Él es la Pascua de nuestra salvación».

Hoy es un día de mucha reflexión y de silencio, pero que mejor, que ante la cruz, ante el muerto, le hagamos promesas a Cristo muerto, para vivir fuertemente nuestra misión parroquial, como:

1)      Tú nos has dicho: “vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio”. Te prometo Señor, no callar tu voz que es tu Palabra, a ella predicaré, convirtiéndome en la familia, en el trabajo esté donde esté en tu vocero de amor y de salvación

2)      Tú le has dicho a Pedro y a Andrés: Síganme, y yo los haré pescadores de hombres”. Te prometo Señor, ser pescador, ir a pescar a los alejados de ti en mi familia, en mi trabajo, esté donde esté y sepa que hay un alejado, lo pescaré para ti.

3)      Tú, dijiste a los apóstoles: «Duc in altum!», «Remar mar adentro». Te prometo  mirar hacia adelante, porque hoy me he dado cuenta que debo "remar mar adentro", confiando en tus palabras: Duc in altum!».

4)      Tú te subiste a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra... Dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar». Te prometo Señor, que como un nuevo Pedro no voy a decir desanimado “he insisto mucho a amigos y familiares que se acerquen a la Iglesia, que crean en Dios y no he logrado nada”, porque hoy Señor voy decir en fe: «Por tu palabra, echaré las redes»" porque estoy convencido de la misión de nuestra parroquia de Santa Marta que es tu parroquia

5)      Tú dijiste a los apóstoles: “Como el Padre me amó, así también os he amado Yo: permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos permanecerán en mi amor, como Yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor”. Te prometo cumplirlo

Hermanas y hermanas, hagámonos estas promesas y muchas más, pero cumplamos con nuestro deber de cristianos, nos urge el amor de Cristo y la mies es mucha y los operarios son pocos, convirtámonos en misioneros y discípulos de este Cristo del cual hemos meditado que murió en esa cruz por el Reino de fraternidad, de amor, de paz y de justicia.

P. Walter Marchena

Homilía Jueves Santo

HOMILÍA JUEVES SANTO –A- 2008
 Jueves 21 de abril del 2011”
“Si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros”


Jueves Santo –A- 2008
Primera: Éx 12,1-8.11-14
Salmo: 115
Segunda: 1Cor 11,13-26
Evangelio: Juan 13,1-15
Pbro. Walter Marchena C
Hoy recordamos aquel primer Jueves Santo de la historia, en el que Jesucristo se reúne con sus discípulos para celebrar la Pascua. Entonces inauguró la nueva Pascua de la nueva Alianza, en la que se ofrece en sacrificio por la salvación de todos.

En la Santa Cena, al mismo tiempo que la Eucaristía, Cristo instituye el sacerdocio ministerial. Mediante éste, se podrá perpetuar el sacramento de la Eucaristía. El prefacio de la Misa Crismal nos revela el sentido: «Él elige a algunos para hacerlos partícipes de su ministerio santo; para que renueven el sacrificio de la redención, alimenten a tu pueblo con tu Palabra y lo reconforten con tus sacramentos».

Y aquel mismo Jueves, Jesús nos da el mandamiento del amor: «Amaos unos a otros como yo os he amado» (Jn 13,34). Antes, el amor se fundamentaba en la recompensa esperada a cambio, o en el cumplimiento de una norma impuesta. Ahora, el amor cristiano se fundamenta en Cristo. Él nos ama hasta dar la vida: ésta ha de ser la medida del amor del discípulo y ésta ha de ser la señal, la característica del reconocimiento cristiano.

Pero, el hombre no tiene capacidad para amar así. No es simplemente fruto de un esfuerzo, sino don de Dios. Afortunadamente, Él es Amor y —al mismo tiempo— fuente de amor, que se nos da en el Pan Eucarístico.

Finalmente, hoy contemplamos el lavatorio de los pies. En actitud de siervo, Jesús lava los pies de los Apóstoles, y les recomienda que lo hagan los unos con los otros (cf. Jn 13,14). Hay algo más que una lección de humildad en este gesto del Maestro. Es como una anticipación, como un símbolo de la Pasión, de la humillación total que sufrirá para salvar a todos los hombres.

El teólogo Romano Guardini dice que «la actitud del pequeño que se inclina ante el grande, todavía no es humildad. Es, simplemente, verdad. El grande que se humilla ante el pequeño es el verdaderamente humilde». Por esto, Jesucristo es auténticamente humilde. Ante este Cristo humilde nuestros moldes se rompen. Jesucristo invierte los valores meramente humanos y nos invita a seguirlo para construir un mundo nuevo y diferente desde el servicio.

Querida comunidad de Santa Marta, que bonito sería, si desde ya, todos hiciéramos el voto de ser esos humildes del Señor, para que con la humildad, con el amor y el servicio contagiemos a muchos y a muchas a seguir a Cristo, siervo obediente, humilde y sumiso al Padre.

Ustedes lo saben mejor que yo, tenemos en la sociedad a mucha gente que se ha apartado de la Iglesia y la pregunta será: ¿Qué hemos hecho nosotros como bautizados para atraerlos a Cristo y a la Iglesia? Si no has hecho nada, puedes hacerlo ahora en nuestro tiempo de Misión Parroquial, únete a la formación de facilitadores del Kerigma para llevar a las comunidades el mensaje de amor y de salvación. Inscríbate en la oficina parroquial o intégrate a un grupo pastoral de la parroquia de Santa Marta.

Ahora bien, hoy jueves santo, día por excelencia del sacerdote, quiero centrar estas últimas palabras  todo en el sacerdote, porque es su día. Recuerdo una carta de julio 2001 de H.B London, hijo, vicepresidente del departamento de ayuda ministerial protestante de los USA que entre algunas cosas dice: “Gracias por tomar un tiempo y leer (escuchar hoy), ya que se trata de unos temas de mucha importancia que enfrenta nuestra iglesia hoy en día. El hecho de seguir el llamado de Dios y ser un ministro en estos días es peligroso, ambos para el llamado y para su familia. Aún peor, nuestro trabajo con familias en el ministerio en los últimos nueve años ha revelado que estos siervos, generalmente se sienten aislados, solos y no apreciados por todo lo que hacen”.

Queridos hermanos y hermanas, ojo, a los que dice este pastor sobre sus ministros casados, ahora: ¿qué piensa tú de los sacerdotes Católicos?  ¿Son apreciados? ¿Son comprendidos? ¿Se sienten solos y aislados por las críticas destructivas de muchos y muchas?

Continúo con la carta, ella dice que el 80% de los ministros dicen que el aislamiento es el problema número uno que enfrentan. El 94% de los ministros se sienten presionados a tener una familia “ideal”. El 80% sienten que el ministerio afecta a sus familias negativamente. El ministro trabaja un promedio de 54 horas por semana, durmiendo 6.8 horas por noche. Ciertamente esta no es la forma en que queremos que se sientan los líderes de nuestros rebaños. ¡Necesitamos hacer algo!

Bien hermanos y hermanas, que le parece el grito de este pastor, que pide casi amor, justicia, caridad y comprensión para sus pastores. ¿Crees que vale la pena que nuestros sacerdotes sigan célibes leyendo la situación de estos pastores con familia, para entregarse al Reino y a la Iglesia’ ¿Crees que tú cuidas de tu sacerdotes, le mimas para que no se aísle y no se sienta solo y tenga una verdadera y sincera amistad contigo?

Hoy es día del sacerdote, hoy es el día de la apreciación de los sacerdotes. Hagamos votos por no destruirlos sino todo lo contario, de animarlos, de honrarlos, haciéndoles saber que los amamos y los apreciamos.

Termino con la última de las frases de la carta de este pastor: “Quiero que saques un tiempo y envíes a tu ministro un mensaje especial, compartir una canasta de víveres para él, un regalo, una entrada al cine, o cualquier cosa que le envíes que diga: “Gracias. Te amamos” lo importante es que usted haga algo”.

¿Crees que es bueno ese consejo de ese pastor, que lo tomemos nosotros los católicos para con nuestros sacerdotes hoy y siempre?

Pidamos a Cristo Buen Pastor que cuide de nuestros sacerdotes y también nos envíe buenos y santos sacerdotes a su Iglesia


P. Walter Marchena